Boletín Nº 85
05-09-2010
Turismo radioactivo con morbo incluido en Chernóbil
El turismo radioactivo atrae a miles de turistas a Chernóbil (Ucrania) a tan sólo un año de cumplirse un cuarto de siglo desde la horrible tragedia en la desgraciada noche de 1986 en donde se desataron 500 hiroshimas, provocando miles de muertes y cánceres de todo tipo y una nube de terror nuclear sobre Europa, hoy convertido en un pacífico cementerio.
El morbo del viajero provoca el que más de 10.000 turistas hayan ya visitado este año la zona de exclusión y la ciudad fantasma de Prípiat, buscando mutantes que no existen, con buena dosis de morbo pos nuclear o los más insólitos escenarios de la tragedia. Con el guía con el radiómetro siempre controlando las radiaciones que mide para evitar permanecer más tiempo en cada sitio por encima de lo permitido por su peligrosidad radioactiva. A la salida, todos los visitantes pasan por un detector manual de radioactividad ya que la media tolerable durante el recorrido es de entre 12 y 20 roetgen según la OMT y a veces, cuando el radiómetro se pone en contacto con el musgo, sube hasta 120.
La visita, a un precio medio de 150 dólares, consiste en un paseo de cinco horas, a gran velocidad y un sol abrasador por todos los escenarios de la insólita catástrofe nuclear por los alrededores del reactor 4, punta de lanza del que iba a ser paraíso de la energía limpia y segura soviética, hoy convertido en la tenebrosa ciudad de Prípiat, edén de científicos en la extinta URSS y hoy museo del desastre a cielo abierto.
JAFC
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