Boletín Nº 84
29-08-2010
La llegada del AVE a Santander despierta un controvertido debate y duras críticas.
Después de asistir a la firma solemne del Protocolo para la llegada del AVE a Santander “entorno al 2015” por el ministro de Fomento, José Blanco y Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, en la propia sede del Gobierno Autonómico (ver Boletín TAT nº 83 de 23 agosto) su contenido ha suscitado duras críticas ante la imposibilidad técnica de que su realización como tal AVE, en el tramo más conflictivo de Reinosa-Santander.
Como ya había anticipado el propio alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, el día siguiente a la firma indicada, el concejal de Infraestructuras del Ayuntamiento, César Díaz afirmaba en la prensa que el AVE no llegará a Santander antes del 2030 en el mejor de los casos siguiendo los trámites administrativos normales, puesto que el tiempo mínimo de una obra de tal envergadura es de 10 años. El estudio informativo, alegaciones, declaración de impacto ambiental, etc., llevan mínimo 50 meses. El proyecto constructivo y expropiaciones, 12 meses más; la licitación, adjudicación de obra y construcción propiamente dicha, otros 12 meses. Curiosamente, el Protocolo firmado como ya se indicó, no señala ni plazos, ni trámites, ni fechas, sólo una referencia genérica al “entorno al 2015”. Además, si llega, debe ser con financiación privada y concesiones administrativas a empresas privadas por lo que corre el riesgo de quedar desiertas por falta de interés inversor de las mismas.
El tren que llegará a Santander será un AVE pero no discurrirá por una línea de alta velocidad al uso. Esto es lo que se concluye de la cláusula primera del citado Protocolo y los tiempos de duración del viaje que se tienen en cuenta por el ministerio de Fomento. Con ambos conceptos, se deduce claramente que se ha renunciado a desarrollar un proyecto de línea AVE de doble vía y a construir grandes y costosas infraestructuras en el tramo más complicado entre Reinosa y Santander.
Según el matemático y experto Rubén Calleja, el gran obstáculo para esta línea no es tanto la abrupta orografía como la notable diferencia de altitud a salvar entre ambas vertientes. La diferencia de desnivel entre ambas ciudades es de 757 metros y la distancia de sólo 30 kilómetros.Por ello este experto afirma que sería imposible que el futuro AVE pudiera cumplir las características técnicas mínimas exigidas por la LAV (radios mínimos y pendientes máximas). La pendiente media de un trazado rectilíneo entre Reinosa y Los Corrales de Buelna sería de 25,53 milésimas, cuando el máximo permitido por ADIF sería de 15 milésimas y la pendiente excepcional de 18 milésimas. Todo ello significa que la distancia en línea recta que separa las poblaciones citadas sería insuficiente par cumplir los requisitos técnicos exigidos y que precisarían que la distancia entre esos puntos fuera de 45 Km., en ascensión constante.
Esta tesis confirmada por otros expertos ingenieros de Caminos como Juan José Arenas, apunta que, ante las enormes dificultades para salvar este gran desnivel y el radio mínimo de las curvas, llevaría a realizar un trazado que sumaría túneles y grandes viaductos muy separados del suelo y elevadamente costosos. Además, por la duración del tiempo estimado para cubrir los 60 Km. que separan Reinosa de la capital cántabra, lleva a la conclusión que este tramo utilizaría el actual trazado existente que data de 1850, manteniendo la vía única lo que equivale a que no sería un AVE al no poder circular a más de 100 Km. /hora. La polémica está servida y ha puesto en pié de guerra al Partido Popular, en especial, al equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Santander con el alcalde al frente y al Gobierno de Cantabria.
JAFC
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