Boletín Nº 223

Todas las aerolíneas deben de competir en la actualidad en un mercado de corto y medio radio muy competitivo dominado por el bajo coste gracias a la densa red de aeropuertos secundarios. Con Barcelona y Bilbao como dos de los principales aeropuertos españoles donde operar, el grupo alemán deja atrás uno de los años más conflictivos de su historia.

A lo largo de los últimos tres años la aerolínea ha tratado de contener sus costes y aumentar la productividad de su plantilla de 117.000 trabajadores mediante la congelación de salarios y el despido de 3.500 empleados. Después de 13 meses de negociaciones, la tensión explotó el año pasado en varias huelgas que dejaron en tierra a decenas de miles de pasajeros.

En el plano operativo, la crisis obligará este año al grupo alemán a reducir su oferta en Europa, más pequeña tanto en términos de flota como de asientos por kilómetro ofrecidos. Se encuentra en un proceso de reducción de costes en paralelo con inversiones alrededor de un millón de euros diarios para renovar su flota. En este marco general, Germanwings empezará con 32 aviones para crecer hasta 90 y trasladar 18 millones de pasajeros ya este año. Pilotos y compañía han hecho concesiones que aún parecen lejos de resolverse en Iberia.

La nueva marca de bajo coste –que incluirá distintas categorías de asientos y servicios- absorberá todo el tráfico europeo fuera de las dos grandes bases de su matriz, que seguirán siendo alimentadas por la propia Lufthansa a favor del tráfico intercontinental. Los pilotos han aceptado mayores compromisos de productividad y rebajas del 35% en la remuneración, según su sindicato.

JAFC

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